5.10.09

Braseros de la carrera 40 en Tuluá luchan por sobrevivir

Redacción Tuluá
El Periódico
Todos los días desde las 4:30 en la mañana y sin importar el tiempo, las condiciones climáticas, el estado de salud, la fatiga, el cansancio o la falta de plata, cerca de 50 personas desde los 16 años en adelante, llegan al sector de la calle 40 en Tulúa, se estacionan, dejan la bicicleta a un lado de la vía y se lanzan al trabajo para conseguir el pan diario y llevarlo a sus casas.
Manuel Fernando romero, es un muchacho de 22 años de edad, que desde los 16 se dedica a las labores de brasero y que gracias a ello, ha logrado sacar adelante su esposa e hija menor de edad, manifiesta que paga arrendo en una vivienda del barrio Rojas, diariamente debe aparecer con el diario para montar la olla al día siguiente, por fortuna y gracias a su dinamismo y talento, pocas veces se blanquea.
Al sitio entre el cruce hacia el barrio la Cruz y en cercanías al puente que sobre la carrera 40 conduce a Andalucía, se estacionan los braseros con los "trapos" de color rojo, azul, blanco, levantando las manos avisando a los camioneros que ellos le pueden cargar o descargar las mulas, camiones o tractocamiones de manera pronta y oportuna, con la certeza de plena seguridad, seriedad y confianza, ya que a pesar de provenir de sectores de estratos socio-económicos bajos, son de nobles familias, manifestó el brasero Manuel Fernando Romero.
Van llegando en romería desde el Jazmín, la Inmaculada, la Trinidad, San Antonio, Pueblo Nuevo, Progresar, Farfán, la Cruz, de San Pedro, Andalucía y otros sectores, muchos de ellos sin haber probado bocado de alimento alguno, pues por las condiciones de necesidad, lo que ganan diario lo dejan en la tienda del barrio donde viven, comprando lo que puedan para montar la olla al día siguiente, y que no lleguen sus hijos de estudiar, sin que tener para comer.
Descargando una mula con cemento entre tres personas, se ganan en tres horas cada uno $20.000, pero se deben abrochar bien el pantalón y sudarla hasta culminar el proceso, inmediatamente regresan a la carrera 40, a espera de otro descargue, muchos se van a casa con solo 10 mil pesos, porque de lo que ganan deben comprar el almuerzo y algún refrigerio para bajar la temperatura del cuerpo luego de permanecer por varias horas a merced del sol.
Aquí hay gente que lleva hasta 30 años, padeciendo los rigores del clima, estas personas desde temprana edad, se someten a un trabajo duro, con tres bultos de cemento al hombro, a fin de terminar rápido el trabajo de cargue o descargue de la mercancía y continuar su proeza.
El gremio de braseros de Tuluá no cuenta en su mayoría con un sistema de salud que les garantice tener un servicio en el caso de una emergencia, tampoco cuentan con un ahorro, para que al momento de una emergencia, tengan de donde echar mano, muchos deben estar deambulando de casa en casa, por cuanto se alcanzan en el pago del arriendo y no les permiten vivir más donde estaban.
Estas entre otras peripecias deben afrontarlas, quienes por su condición, no tienen la oportunidad de trabajar en una empresa bajo las condiciones necesarias para levantar un hogar en dignas condiciones, ellos los de la 40 en Tuluá, son personas de sanas y nobles costumbres, serios, responsables que solo trabajan para ganarse el pan diario y el de sus familias.