14.12.11

El arte es infinito como infinito un instante

Redacción Tuluá El Periódico El ser humano se reconoce en la forma como ocupa su tiempo libre, so ocio, no somos otra cosa que ese devenir de nuestras horas cuando nadie nos ve, cuando libremente pensamos, leemos, escribimos, dibujamos o hacemos nada. Ahí descubrimos nuestras fortalezas o flaquezas, esas horas son las que realmente nos identifican, lo demás son las máscaras que debemos adoptar ante la sociedad, ejerciendo un oficio, simulando status, posiciones filosóficas o políticas, o armando nuestras propias tragedias y comedias. Este tiempo libre es el gran tirano o liberador, es nuestro pasaporte a la alegría o al averno. El médico Álvaro Vásquez Gardeazábal, transcurre varias horas de sus días en su servicio profesional por el cual es reconocido en la ciudad, en su entorno, pero cuando logró escaparse a su soledad, a su libertad, a su ocio, da rienda suelta a su talento y sus manos giran, trazan, colorean, y sus ojos se concentran desde el ángulo exacto para captar la imagen de esa naturaleza, de esa gente, de ese mundo, y de esa poesía que lo encantan. Cualquier objeto, así sea una sencilla semilla de enebro, se convierte en una pieza de arte, y una tabla en un lienzo para trazar laberintos por los que solo un Perseo libre puede transitar.